Guía para Acertar en la Compra de tu Sofá

consejos de compra

El sofá es el alma de tu salón, por lo que merece una atención especial a la hora de elegirlo. Comprar un sofá es una inversión de futuro, ya que no es algo que se suela cambiar en poco tiempo, sino que está pensado para durar muchos años.

Por eso es tan importante que antes de comprar uno nos paremos a reflexionar, para elegir exactamente el sofá que mejor se adecua a nuestras necesidades.

1. Fíjate en el tipo de sofá que necesitas, no en su diseño

Muchas veces desechamos un sofá a primera vista, simplemente porque su color, su material o su diseño no nos atrae. Sin embargo, la mayoría de sofás son totalmente personalizables, por lo que en realidad lo que nos tiene que atraer de ellos no es tanto la parte estética sino la parte funcional.

Fíjate en la estructura del sofá, en su tamaño, en su altura y en las funcionalidades extra que incluya, como mecanismos reclinables, espacio de almacenamiento o la posibilidad de convertirlo en cama. Todos estos aspectos son los realmente importantes a la hora de elegir un sofá. Su color y sus materiales siempre son personalizables, por lo que no deberán preocuparte.

Y, además, en muchos sofás hasta el propio diseño es ajustable, pudiendo decidir cuantas plazas queremos que tenga, si queremos un chaiselongue más grande o más pequeño y a qué lado lo queremos, añadir o quitar reposabrazos y reposacabezas, etc. Así que, antes de desechar un sofá a simple vista, pregunta a cualquier dependiente qué opciones de personalización incluye.

Por otra parte, a veces nos pasa el caso contrario: nos enamoramos del diseño de un sofá, y no nos fijamos en su funcionalidad o en su comodidad. Lo peor que te puede pasar es que compres un sofá porque estéticamente te ha enamorado y después te arrepientas porque, después de un tiempo, te das cuenta de que no es lo suficientemente cómodo, no se adapta a tus necesidades o no encaja bien en el espacio del que dispones. Recuerda, no compres con los ojos, compra con la cabeza.

2. Plantéate si necesitas un sofá con doble funcionalidad

Muchos sofás cuentan con una doble funcionalidad que puede ser interesante, sobre todo si no dispones de mucho espacio en casa.

Un sofá con espacio de almacenaje será ideal para guardar cosas que no suelas usar, como por ejemplo mantas o ropa de temporada, que ocupan mucho espacio y solo se usan en ciertas épocas del año.

Otro de los sofás con doble funcionalidad más interesantes son los sofás cama. Los sofás cama son una gran idea para los propietarios de casas pequeñas que suelen invitar a amigos o familiares. Sobre todo si vives lejos de tu familia y amigos, un sofá cama te vendrá genial para poder invitar a más gente a pasar unos días en tu casa. Puede que pienses que quizás un sofá cama es algo incómodo, pero han evolucionado mucho y hoy en día un sofá cama puede llegar a ser tan cómodo como una cama normal. Además, actualmente son mucho más modernos y ofrecen unos diseños realmente bonitos.

3. El chaiselongue no encaja en cualquier salón

Los sofás chaiselongue se han puesto muy de moda, y no sin razón. Lo cierto es que son sofás con un diseño bonito y moderno, además de ser muy cómodos. Sin embargo, no en todos los salones puede encajar un chaiselongue. Dependiendo de la distribución de nuestro salón un chaiselongue puede cortarnos el paso, o puede cubrir puertas y ventanales impidiéndonos movernos cómodamente por la casa. Por eso, pese a que es una opción muy atractiva y moderna, debemos plantearnos si un chaiselongue es la mejor opción o si nos restaría movilidad y acabaría siendo un estorbo. Como te comentaba antes, debemos comprar con la cabeza, no con los ojos.

Si, después de pensarlo detenidamente crees que el chaiselongue podría restarte movilidad, pero te sigue encantando su diseño, existen alternativas similares que pueden encajarte mejor:

  • Sofás con salientes más cortos y redondeados, que no ocupan tanto espacio.
  • Sofás con pufs aparte, que se colocan a modo de chaiselongue pero que se pueden apartar y mover en cualquier momento.
  • Sofás modulares, para construir el sofá que mejor se adapte a tu espacio.

4. La piel es más duradera pero también más delicada que el tejido

Los sofás de piel o de cuero son una opción que está en auge, y que le dan un aire elegante y distinguido a tu salón. Sus ventajas más destacadas son su alta durabilidad y su facilidad a la hora de limpiarlos, ya que no absorben las manchas y la suciedad como lo hacen los sofás textiles. Además, su estilo puede encajar tanto en un salón clásico como en uno con decoración más moderna.

Sin embargo, los sofás de piel también tienen sus inconvenientes, que deberás sopesar para decidir si comprar un sofá de piel o textil:

  • Son más delicados: Pese a que la piel es más duradera, también es más delicada. Cualquier rascón o arañazo puede quedarse marcado con mayor facilidad que en un sofá de tela. Por eso, un sofá de piel no es recomendable si tienes animales o niños pequeños en casa.
  • Necesitan cuidados extra: Aunque sean más sencillos de limpiar, los sofás de piel requieren cuidados extra si queremos que se mantengan igual de bonitos durante muchos años. Para ello, es necesario hidratar el sofá al menos 2 o 3 veces al año con cremas hidratantes especiales.
  • Suelen ser fríos en invierno y cálidos en verano: La piel es un material que suele ofrecer un tacto frío en invierno, y caluroso en verano. Por eso hay gente que prefiere decantarse por el textil.
  • Su tacto no agrada a todo el mundo: También hay gente a la que no termina de gustarle el tacto del cuero, y lo encuentra menos confortable que un sofá textil. Como todo, es cuestión de gustos.

Finalmente, cabe destacar que no debes confundir la piel con la polipiel, ya que son materiales muy distintos. Pese a que, a simple vista, la polipiel parezca piel, lo cierto es que es mucho menos duradera. Así pues, para un mueble como un sofá, que vamos a estar usando cada día, es mucho más recomendable usar piel, ya que la polipiel puede que en un par de años ya se te haya descascarillado.

5. Prima la comodidad y la funcionalidad antes que el estilo y el diseño

En el sofá nos vamos a pasar muchas horas sentados a lo largo de los días. Por eso es tan importante invertir en comodidad antes que en diseño. Evidentemente, lo ideal será que encontremos un sofá que nos satisfaga tanto en la parte funcional como en la parte estética. Pero muchas veces le prestamos tanta atención al estilo y el diseño del sofá que nos olvidamos de lo que lo más importante es para lo que vamos a utilizarlo, es decir, deben primar la comodidad y la funcionalidad.

Ya te he hablado antes de los sofás con doble funcionalidad, así que ahora me quiero centrar en hablar de comodidad. La comodidad, obviamente, es el puto clave de un sofá. Cada persona es diferente y se siente cómoda en sofás distintos. Hay quien prefiere un sofá más blando y otros que lo prefieren más firme. Existen diferentes materiales que nos van a ofrecer una sensación diferente a la hora de sentarnos:

  • Espuma de poliuretano: Los sofás de espuma son los más económicos, y ofrecen distintos tipos de densidad. La espuma de menor densidad es más blanda, pero también se deforma con mayor facilidad. La espuma con mayor densidad es más firme y por eso vuelve a su forma original sin problema. Para que te hagas una idea, una espuma con una densidad de entre 25-30kg/m3 te va a resultar blanda pero ya tiene suficiente densidad como para no correr el riesgo de que se deforme.
  • Fibra de poliéster: La fibra de poliéster ofrece una gran comodidad, ofreciéndonos un sofá más blandito y confortable, pero que no se deforma. Muchos sofás suelen mezclar la espuma con la fibra de poliéster para darle a la espuma un plus de comodidad.
  • Plumas: El relleno de plumas da un acabado similar a la fibra de poliéster, blando y confortable. A la hora de sentarse es posible que se hunda un poco más, pero no corre el riesgo de deformarse, al estar hecho de plumas naturales.
  • Viscoelástica: Este novedoso material también se ha incorporado a los sofás, y da un resultado magnífico. La viscoelástica nos da un plus de firmeza, pero sin renunciar a la comodidad. Si eres de los que odia hundirse en el sofá pero no por ello quiere un sofá excesivamente duro, la viscoelástica es la clave. Al sentarte, la viscoelástica se adapta a la forma de tu cuerpo pero sin hundirse en exceso, y vuelve a su forma original sin problema cuando te levantas.

Como la comodidad es muy subjetiva y depende de gustos, lo mejor será que pruebes a acomodarte en sofás de distintos tipos, hasta que encuentres el material y la densidad que se adapta exactamente a tu gusto. Recuerda que el sofá va a ser un lugar donde vas a pasar mucho tiempo sentado, así que te conviene que sea cómodo.

6. Sofás adaptables: un plus de comodidad pero menor versatilidad

Otra de las preguntas que nos vienen a la mente a la hora de comprar un sofá es si nos conviene comprar un sofá adaptable o no. Un sofá adaptable es un sofá que tiene unos mecanismos internos que te permiten reclinarlo, tumbándote ligeramente y levantando los pies. Además, suelen llevar reposacabezas con diferentes posiciones para encontrar la postura perfecta para ti.

Los sofás adaptables te dan un plus de comodidad y ergonomía, pero también pueden tener algunas desventajas, que deberás tener en cuenta a la hora de decidirte por comprar uno:

  • No todos tienen la misma capacidad de adaptación: Dependiendo del modelo y del presupuesto, hay sofás que ofrecen muy pocas posiciones a la hora de reclinarse y pueden no resultar todo lo cómodos que deberían. Para evitar esto, asegúrate de que el sofá que compres tenga suficientes posiciones, y pruébalo para ver si te sientes cómodo.
  • No siempre es cómodo ver la televisión en ellos: Reclinarte en el sofá te puede dar mayor comodidad a la hora de echar una siesta o de leer un libro, pero puede ser un inconveniente si quieres ver la televisión. Al estar tumbado hacia atrás, deberás forzar el cuello para ver la pantalla, y esto todavía se complica más si no estás situado de manera totalmente frontal a ella.

Por eso, antes de comprar un sofá adaptable piensa si te va a ser cómodo para todo, o si al final lo vas a tener casi siempre en su posición normal. Si es así, entonces no te conviene comprar uno.

Otra parte importante a la hora de comprar un sofá adaptable es plantearte si lo quieres con o sin mecanismos, es decir, si la reclinación la conseguimos de manera manual o automatizada a través de un motor. Un sofá motorizado siempre nos va a dar un plus de comodidad, ya que no tendrá unas posiciones determinadas, sino que podremos pararlo exactamente en el momento en que nos sintamos más cómodos. Además, al contrario de lo que puedas pensar, el motor no hace excesivo ruido y no suele dar problemas a corto plazo. Y si los hubiera, sustituir el motor por uno nuevo es algo mucho más sencillo de lo que piensas.

Finalmente, cabe destacar que algunos sofás adaptables motorizados, en especial butacas, tienen un sistema incorporado no solo para reclinarse sino también para ayudarte a levantarte. Esto es interesante contemplarlo, ya que si hay alguien en casa que sufra de las rodillas, la cadera o la espalda, le será mucho más cómodo y menos doloroso levantarse del sofá.

7. No escatimes, invierte en calidad y confort

Recuerda que el sofá va a ser un lugar en el que vas a pasar muchas horas. Por tanto, comprarlo no debe concebirse como un capricho, sino como una inversión en calidad y confort. Si el sofá que realmente se adecua a tus necesidades se sale de tu presupuesto, quizás deberías plantearte ahorrar un poco más.

Un sofá va a durarte muchos años, y puede que el ahorro de hoy sea el problema de mañana. Así pues, no es recomendable que compres cualquier sofá a la ligera, simplemente porque sea más barato. Piensa si de aquí a 5 años ese sofá te va a seguir sirviendo, o si te valdría la pena ahorrar unos meses más para poder comprar el sofá que realmente necesitas.

8. La garantía: algo que no debemos pasar por alto

Como te comentaba, muchas veces lo barato sale caro, y el ahorro de hoy puede suponer un quebradero de cabeza el día de mañana. De la misma manera que no es recomendable escatimar a la hora de elegir un sofá, tampoco es recomendable hacerlo a la hora de elegir una tienda para comprarlo.

Muchas tiendas más baratas no ofrecen una garantía adecuada a un producto tan duradero como es un sofá. Así pues, es posible que un sofá te salga barato y creas que te estás llevando una ganga, y de aquí a un año empiece a darte problemas: materiales desgastados, relleno deformado o incluso problemas con la propia estructura del sofá. Todo esto tiene una única causa: la mala calidad de los materiales. Y sin una garantía que los cubra, te habrás quedado sin sofá en un abrir y cerrar de ojos.

Una buena garantía nos dará total seguridad a la hora de decidirnos, por fin, a hacer una compra tan importante como es la del sofá de nuestra casa. Por eso en Crenfort te ofrecemos una garantía en todos nuestros sofás de 2 años en materiales y mecanismos, y de 5 años en estructuras.